MI PERFIL DEL HOMBRE Y LA CULTURA EN MÉXICO


La actividad de pensar
no es una función de lujo,
sino antes bien
una necesidad vital para el hombre.[i]

Independientemente de realizarlo como trabajo final, este ensayo me ha servido de base y fundamento para explicar lo que, a mi parecer, constituye mi perfil del hombre y la cultura en México. Sin embargo, las circunstancias particulares del tema me sirvieron de brújula para establecer un perfil específico: ¿qué constituye este perfil desde mi perspectiva de adulto joven?
Rápidamente saltaron a mi vista y pensamiento cuatro grandes áreas que podrían sintetizar lo que el hombre necesita para establecer su cultura en estos tiempos de profundos y violentos cambios: trabajo, educación, drogas y arte. Por este motivo, en las siguientes páginas podrán leer lo que ha representado estos rubros en la constitución de hombre en México, y también cómo el arte puede cambiar una situación social tan aguda y grave, como es la que vivimos.
Sirva pues este espacio para el intercambio constructivo de opiniones, en busca de un mejor futuro

TRABAJO

Hay una circunstancia para todos evidentes: los jóvenes no tenemos oportunidad de salir adelante laboralmente, y eso influye en la calidad de vida que queremos tener. Generalmente se nos bombardea información referente a la ropa que debemos usar, los aparatos electrónicos y domésticos que podemos poseer, las comunicaciones que debemos tener (teléfono, internet, televisión) y ya no sólo eso, sino que se aspira a la idea de confort, más allá de su fin utilitario. Resulta que cuando conseguimos el tan anhelado trabajo, fruto de años y años de preparación y excelencia académica, nos damos cuenta que no era tan necesaria como esperábamos.
Cuando fui profesora de preparatoria (durante 2 años), recibía un sueldo de $ 4,500 mensuales, por trabajar de lunes a sábado en doble turno (sábados cuidando exámenes extraordinarios)[ii]. Por fortuna no necesitaba pagar renta, que era de $ 3,000. Pero sí había otros gastos: el transporte, la comida, agua, luz, teléfono, internet. El final de mes era desastroso porque estaba ahogada, y recibía mi sueldo, que otra vez se iba en gastos. En esa situación uno se ve a sí mismo y se pregunta ¿eso es lo único que puedo conseguir?, ¿para eso estudié tantos años?, ¿para esto me decían que debía ser excelente? , ¿esta es la calidad de vida que obtengo con estudios universitarios?
Aún así llegaba a la escuela y me esforzaba de que mis alumnos, los llamados "futuro del país", pudieran tener los conocimientos necesarios para lo que se supone que les ofrecería un éxito laboral, económico y de bienestar. Sin embargo no dejaba de asombrarme cuando varios me llegaban a preguntar si lo que estaban aprendiendo valía la pena para su futuro; y aunque me esforzaba por hacerles creer que sí, reflexionaba en sus sabias preguntas, a pesar de su corta edad.
Y los ejemplos que me daban eran definitivos: el profesor que les ponía diez sólo por ir a verlo jugar futbol, la maestra que entraba y se ponía a platicar con ellos hasta que se acababa la clase, y que cuando hacía exámenes se salía para que pudieran copiar; los profesores que les dejaban tarea y que nunca revisaban, a tal extremo de que podían bajar trabajos de internet y no se daba cuenta y les ponían diez. Mis alumnos, a pesar de su edad, podían observar una réplica de un tipo de sociedad, aquella que solo busca guardar las apariencias de excelencia y perfección, pero que en actos, se vale de todas las artimañas detestables para poder seguir guardando esta apariencia.
De todos estos ejemplos, el que más me conmovió fue el de un chico que tenía que hacer su trabajo de orientación vocacional, donde se le preguntaba qué actividad le causaba emoción y que al mismo tiempo pudiera considerar como alternativa laboral. El alumno comenzó diciéndome que le gustaba la música y la guitarra en especial, después me ofrecía millones de ejemplos de lo anterior; finalmente, se acercó y me dijo en voz muy baja "maestra, no sé que poner… le voy a decir la verdad: la gente necesita todos los días desayunar, almorzar y cenar… mi papá tiene una cocina económica, y la verdad yo le voy a ayudar, porque no sabe usted cuánto dinero deja eso… por eso no sé que poner en la pregunta, porque yo me voy a dedicar a otra cosa, pero en esta tarea me piden algo diferente".
Me parece que este es un caso en verdad salvable, es decir, este muchacho no seguirá estudiando, pero por lo menos ha pensado que quiere tener un futuro estable, y considera que para lograrlo necesita empezar a trabajar, mientras sus compañeros estudian una carrera. El resultado parece demasiado evidente: cuando sus compañeros terminen la carrera, empezarán a buscar sus alternativas laborales, y la mayoría no será del tamaño de sus aspiraciones; en cambio, el chico que se esforzó cuatro años trabajando y ahorrando, probablemente tendrá ya un crédito para una casa y empezará a formar su vida futura, sobre todo en lo material, que es la exigencia que la cultura de la a los hombres. Y esta responde perfectamente el hecho de ver a tantos jóvenes trabajando en los llamados “empleos informales”, ya que éstos logran ofrecer mayores percepciones económicas, que las de un trabajo formal.
Decía hace un momento que este caso es salvable porque están aquellas personas que ante las adversidades no saben cómo actuar, o mejor dicho, logran encontrar, dentro del abanico del empleo informal, aquél que está relacionado con actividades ilícitas. Cómo explicar el hecho de que existan adolescentes de la misma edad, que piensan en el consumo y venta de drogas como la única alternativa para  obtener un bienestar económico? Esta situación es igual de común en el México que nos ha tocado vivir, sobre todo si estas actividades conllevan un bajo riesgo de ser capturado, procesado y condenado, debido a que la política social está mal enfocada.[iii]
A pesar de existir numerosas circunstancias para explicar este problemas, considero en uno que combina el factor humano. Si un chico o una chica ha crecido en un entorno violento y llega a la adolescencia preguntándose sobre su existencia. Lo primero que buscará es un grupo donde se sienta identificado y aceptado. Generalmente ese entorno se encuentra en el exterior de la familia; por tanto, asumirá como propio el comportamiento de ese nuevo grupo social. Eso pasa con la gran mayoría de adolescentes y eso pasa con los jóvenes que consumen y venden drogas.
He conocido casos en donde estos chicos me platican que todo comienza como un rito de pertenencia al grupo: consumen lo que los amigos consumen, poco a poco se dan cuenta que necesitan más, por lo mismo determinan que necesitan más dinero que el que sus padres les pueden dar para golosinas; los amigos tienen amigos que los pueden "ayudar", y así se adentran en un grupo social altamente violento, pero también fraternal. Son estas nuevas amistades las que ofrecen compañía, consuelo y ayuda en momentos de crisis, pero también son aquellos que exigen una fraternidad incondicional, tanto como la vida misma.
Creo que ésa es una de las razones que han propiciado tantas ejecuciones relacionadas con las drogas: personas que imaginaron poder salir del grupo después de conseguir beneficio personal. Cuando uno entra a un grupo que trafica drogas se queda hasta el final. Tengo testimonio de un joven que estuvo en ambas partes: cuando formaba parte de un grupo que opera en una zona importante de un estado de la república, tuvo todo lo que podía imaginar, ropa, muebles, casa, novia, dinero… como todos los grupos, hay ocasiones en las que no se escapaba de la policía y lo encarcelaban. Pero aún ahí vivía bien, porque no necesitaba estarse guardando de la patrulla u otros grupos que están en la misma zona de venta; tenía comida todos los días, incluso drogas para consumir. Sólo por ese motivo tenía que trabajar: tejía, pintaba, hacía hamacas y todos los oficios que podía. Con la ganancia compraba golosinas, ropa o droga. Incluso los grandes capos que se encuentran en prisión tienen privilegios, pues les permiten comodidades.
Mi informante comentaba que un gran capo había organizado un equipo de futbol que estaba ya en la tercera división; por ese motivo les había regalado uniforme a todos lo que estaban con él, y también obtenían otros beneficios. Como se ve, aún así los grandes capos hacen lo que otras instancias públicas han olvidado: que el adolescente sienta que forma  parte de algo importante.
Le pregunte a mi informante si había pensado en algo para hacer cuando salió de la cárcel. Me contestó negativamente. Al salir regresó a casa de su mamá, pero sentía que ya no era aceptado. A pesar de que su madre lo quiere, tiene un padre que es alcohólico y violento; nunca se interesó por la vida de su hijo, y cuando entró en este problema, se encargó de demostrar que esa actitud provenía de otro lado, llegando a comentar que era algo que heredó de la familia de su madre.
En su colonia no era bien visto, sus tatuajes indicaban el grupo al que pertenecía, y si entraba a un tendejón, era observado detenidamente, esperando el momento en que pueda robar algo para señalarlo como lo que era y no dejaría de ser: un ladrón y drogadicto. Aún así intentó iniciar de cero. Usaba camisas de manga larga para guardar sus tatuajes y buscar empleo. Consiguió el de jardinero. No soportó el esfuerzo comparado con la paga. Abandonó el trabajo.
Comenzó a frecuentar a sus viejos amigos para seguir con su vida anterior. Pero esto dio un giro inesperado, porque ahora su grupo estaba defendiendo su territorio ya que otro grupo se quería adueñar. El saldo: la líder fue violada y ejecutada, mi informante recibió un balazo y como lo están buscando también para ejecutar, ahora se ha refugiado y no puede salir y tener una vida "normal".[iv]
Después de conocer estas historias me pregunto si los altos dirigentes de la política nacional pueden comprender que se están enfrentando a un monstruo de mil cabezas. Quisiera saber si tantas ejecuciones de uno y otro bando les permite despertar, ver a su familia dormir, y hacer que no pasa nada. Los ejemplos que menciono no son aislados: sólo es necesario hurgar en cada familia, y estoy segura que casos como estos son más familiares de lo que esperamos. Creo que por ese motivo es tan difícil erradicar un problema tan serio, ya que éste forma parte de nuestra cultura, y es algo tan adherido a nuestras prácticas, que una guerra no lo resolverá.
Aquí podría caber una pregunta ¿puede el arte y la literatura servir como vínculo entre el individuo y su bienestar en la sociedad? O solamente podríamos quedarnos con las afirmaciones de Flaubert, a saber: que la literatura es una ocupación de ociosos y que el arte lleva al hospital, ya que no sirve para nada y ha sido reemplazado por la mecánica, que produce mejor y más rápido[v].
Creo firmemente que el arte es un humanismo, entendiendo por esto la actitud vital que se basa en una concepción integradora del ser humano[vi]. Cuando un niño es educado en el arte, está siendo sensibilizado: logra educar sus sentimientos a la par de la razón, descubre que puede ser feliz y libre y seguramente ese aprendizaje lo acompañará a lo largo de toda su infancia. Por ese motivo, descubrirá en la adolescencia que existen prácticas que, en el hecho, lo inducen a experiencias desagradables de acuerdo a su formación.
Paralelo al arte se encuentra también el deporte. Éste ofrece los estímulos físicos y emocionales también para que un niño descubra que el deporte y la vida tienen reglas, y que gana aquél que logra su objetivo de acuerdo a dichas reglas y después de una contienda. A partir de estos valores humanos se establecen lazos de amistad que tiempo después serán difíciles de romper. He aquí las bases que todo ser humano necesita.
Desafortunadamente nos toca desarrollarnos en un contexto nada favorable para nuestro desarrollo vital; sin embargo nos queda la esperanza de poder encontrar estos lazos que afirmen nuestra identidad y convicciones. La educación como tal ha sido superada por los medios masivos de comunicación; pero, si ofrecemos a los niños y adolescentes otros medios de socializar, más allá de los sugeridos por la cultura de masas, lograremos que reflexionen sobre sus ser y el mundo, y también descubrirán sus enormes capacidades, frente a un mundo brutal.


[i] Ramos, Samuel (2009) El perfil del hombre y la cultura en México. México: Espasa-Calpe
[ii] Recibo de sueldo con fecha 26 de agosto de 2006. Mérida Yucatán: Universidad Mesoamericana de San Agustín.
[iii] Rodarte, Mario E. (2010) “El uso del tiempo” El Financiero. México. Año xxixNúm. 8093. Miércoles 16 de junio.
[iv] Entrevista con un ex presidiario. Cancún, Quintana Roo, 26 de diciembre de 2008.
[v] Flaubert, Gustav (1991) Diccionario de lugares comunes. Buenos Aires, Argentina: Leviatán
[vi] Real Academina Española (2001) Diccionario de la lengua española. Tomo IIMéxico: Espasa Calpe

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